¿Proyecto de derecha o una realidad presente? 

Estuve en un lugar muy popular y concurrido, una cancha de fútbol para despuntar el vicio. Charlando con un amigo de temas varios mientras veíamos a los chicos jugar también hablábamos de política ya que mezclarlo con el deporte es muy común en nuestro país, una pequeña muestra más de las pasiones que mueven a los argentinos. En determinado momento se acerca un hombre joven y saluda a mi amigo y también a mí, viendo que estábamos charlando animadamente se ubica cerca pero no interviene, mi amigo abre una referencia a la política nacional haciendo mención de las próximas elecciones internas (P.A.S.O.) y a los posibles candidatos de los partidos, surgiendo en ese tramo una frase que hizo reaccionar a nuestro callado acompañante: “..Solo Cristina puede hacerle frente a la derecha …” nuestro vecino reacciona inmediatamente abandonando su callada pero expectante presencia diciendo: “ … para qué?. ya estamos como Venezuela, querés que sigamos así? “. Ante esto me quedé sorprendido por el hecho de que en ese lugar donde en general concurren personas humildes escuche una frase de molde tan de derecha, un poco ingenuo he sido sin dudas, ya que no dimensioné la profundidad de calado del mensaje que tan bien han sabido introducir en nuestra sociedad los centros de distribución de mensajes de estos sectores. Dejamos pasar el comentario y no haciendo alusión a esto seguimos charlando de otros temas viendo que el amigo nos abandonó intempestivamente. Luego lo busqué y lo interrogué amablemente como la circunstancia ameritaba acerca de su ocupación y algunas características de su vida, me contó que era albañil y que no contaba con seguridad laboral, ni obra social, ni empleo fijo, que día a día trabajaba y pagaba a duras penas sus cuentas y en definitiva sobrevivía junto a su familia; que estaba asqueado con la “ corrupción de los políticos…” y otros comentarios desalentadores con lo que lo despedí acordándome de algo que escucho cotidianamente: “desregulación laboral” este concepto contra el que muchos sindicalistas y políticos despotrican como si vieran al diablo mismo se me ocurrió mas real y presente que nunca después de hablar con este trabajador, es por eso que buscando un dato que no por estar presente en el universo informativo cotidiano deja de ser analizado en su real dimensión

el porcentaje de informalidad laboral e Argentina:  

“en términos generales el 35% de los trabajadores están en negro, según un nuevo estudio oficial.”

Mercado laboral: el 35% de los trabajadores son informales y solo 1 de cada 10 empleos son calificados

Quiénes son y cuántos trabajadores informales hay en la Argentina?

Los informales, que no para de crecer, alcanzó en el segundo trimestre de 2022 una cifra récord. En la Argentina hay 5,4 millones de trabajadores asalariados informales, según un informe publicado esta semana por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).20 oct 2022.

¿Que características tiene el trabajo informal? 

El trabajo en la economía informal a menudo se caracteriza por estar enmarcado en lugares pequeños o indefinidos, condiciones de trabajo inseguras e insalubres, falta de competencias y escasa productividad, ingresos bajos o irregulares, horarios de trabajo prolongados y falta de acceso a servicios básicos que si los ofrece un trabajo formal como ser vacaciones pagas, aguinaldo, obra social, aportes jubilatorios etc. 

Como se ve no hay cifras muy concretas en cuanto a los porcentajes o cantidades de personas en esta situación pero atendiendo a lo que vemos cotidianamente, en nuestro entorno son muchos y si en el país tomamos como cierta la cifra de 5,4 millones de trabajadores informales nos cabe sin dudas la siguiente pregunta: ¿NO ES UNA REALIDAD LA DESREGULACIÓN LABORAL EN LA ARGENTINA?

Si recurrimos a datos más concretos como que la población laboralmente activa es de aproximadamente 12,9 millones de y 1 millón de desocupados, si la informalidad representa entre el 35 y el 45%  de la población trabajadora andaríamos entre 5,4 millones y 8 millones de personas con empleo informal en nuestro país, si a esto le agregamos lo bajo que está el costo laboral en dólares U$S en realidad se dan condiciones excepcionales para inversiones extranjeras que dicho sea de paso nollegan, pero es harina de otro costal que abordaremos en otro artículo. 

Lo cierto es que el conjunto de precarización en la que han caído tantos trabajadores argentinos, la popularización de conceptos ya arraigados como la corrupción política, la falta de acceso a servicios públicos básicos de calidad que atemperen el mal humor popular, la profundización de la crisis económica vía inflación y otros males, generan un malestar popular que al parecer no se analiza adecuadamente por parte de sindicatos y especialmente por el ala “popular y nacional” de la política argenta que no reacciona, ya sea porque no la ve (cosa extraña e improbable) o porque no está dispuesta a abandonar las viejas y vetustas practicas del clientelismo político que hoy lamentablemente derrama tantas penurias sobre los argentinos y con especial injusticia social sobre los argentinos trabajadores como el circunstancial pero representativo amigo que además de describirme su vida expresó con tono de bronca y un dejo de rencor que votará mas descontento que esperanzado a una expresión de la derecha mas radicalizada. Es decir, hará uso del ya conocido y tantas veces utilizado en nuestra política vernácula: “EL VOTO BRONCA”. 

¿Seguirá el sindicalismo local pescando en la pecera de los trabajadores formalizados que cada día son menos en relación con los informales, intentará formalizar a los informales o sucumbirá a las nuevas olas de desregularización que se abaten sobre el futuro laboral cercano? Cuáles serán las estrategias políticas que proponer a tantos compatriotas que ya sin esperanzas se debaten en el mar de sacrificios diarios masticando cada vez más desilusiones de sus representantes. 

Quienes no se den cuenta que el país ha cambiado serán los castigados en la próxima ronda electoral. Cambiar no significa solo un slogan, habrá que estar dispuesto a un verdadero cambio de métodos para volver a enamorar con la prédica de la justicia social.